La historia mas hermosa
Imprimir

La historia mas hermosa

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 

 

"Lo extraordinario de mi vida se debe al increíble valor de un consejo recibido.
Aquel consejo me vino fugazmente, como de pasada,
durante un paseo en Champoluc* y no sólo cambió mi vida mía, sino otra distinta.

 

El consejo era rezar el rosario por mi futuro marido... ¡sin saber siquiera su nombre, ni cuándo o cómo lo iba a conocer!


Entonces tenía sólo unos 15 años, pero me fascinó esta idea, algo romántica, de rezar por mi anónimo “príncipe azul”.


Aquel consejo un poco extraño lo puse en práctica y recé con fervor durante una temporada... pero por desgracia, como sucede a tantas quinceañeras, mi fervor no duró demasiado. Sin embargo aquella idea de rezar por mi futuro marido permaneció latente en mí.

David, mi príncipe azul, llegó muchos años después de aquella tarde fresca en Champoluc, y ahora es mi marido. Y no sólo es un marido maravilloso, sino un hombre completamente entregado al apostolado y a la difusión del Evangelio por todo el mundo.

David no ha estado siempre así: su fe y su deseo de dar la vida por Jesús y la Iglesia nacieron sólo después de curarse milagrosamente de la toxicodependencia a la heroína. Aquello lo superó gracias a las oraciones de muchas personas: la de aquella quinceañera que siguió el consejo se unió a mi oración y a la de otras personas, precisamente en aquel periodo en que David tanto lo necesitaba, ¡y esto sí que era una auténtica coincidencia!


P.D. Hoy David dice que le encantaría que nuestras hijas, Carlotta y Elisabetta, siguieran el mismo consejo...

(*Donde tienen lugar las convivencias veraniegas de Turris Eburnea)

, ,